Juan Boti llegó desde argentina para
musicalizar el viaje de los usuarios del transporte público saltillense
EDUARDO SANTOS
ZOCALO (ARTE) / 2012
El escenario se mueve al ritmo que le marcan
los semáforos, cuatro llantas son su sostén; el público nunca es el mismo, hay
quienes abandonan el espectáculo a la mitad, otros lo disfrutan completo y
algunos más toman su lugar cuando éste ya inició, no por gusto o disgusto, sólo
por un destino caprichoso. Juan Boti se entrega musicalmente arriba de un
camión.
Acompañado de su guitarra, el argentino Juan
Boti llegó a México por un amor, lleva seis meses en el país y apenas tres
semanas en Saltillo, lugar en donde hace lo que mejor sabe: cantar.
“Siempre hice música, tocaba en un conjunto
que se llamaba La Malatesta Ska, lo que más me dolió fue dejar la banda, porque
teníamos canciones propias, estaba empezando en Buenos Aires, yo nací en
Córdova”, expresó en entrevista con Zócalo.
Esta aventura comenzó desde que a su novia, a
quien él llama “La Crota”, decidió venir a este país, pero no quería conocer lo
que todos los viajeros, sino al verdadero México, y después de un largo
recorrido por El Salvador, Honduras y Guatemala, ella pisó tierra azteca.
“Quería que yo viniera porque no se animaba a
viajar para el norte porque está peligroso, pero ella deseaba que estuviera
aquí y me dijo que la acompañara, no quería conocer lo que todos conocen; he
visto que aquí hay menos turistas”.
LA RUTA DE BOTI
El joven de 23 años llegó después para estar
con su novia, aunque no sabe por cuánto tiempo se quedarán en Saltillo, la
pareja, que se hospeda con una familia saltillense, planea comprarse una
camioneta y para lograr su objetivo ambos trabajan desde muy temprano.
Se levanta de la cama, toma un café con su
novia “La Crota”, ella se dirige a trabajar y Juan Boti se va por su lado, como
vive cerca del Biblioparque, toma el primer camión del día, el Periférico.
“Buenos días, damas y caballeros, los voy a
molestar… y les canto unos tangos, a veces les canto también unas rolas mías”,
detalló.
“El Pelado y la Mocosa” y “Por una Cabeza”,
son dos tangos que no pueden faltar en su repertorio, aunque la reacción del
público siempre es impredecible.
“Depende del día, si vos estás sonriendo te
devuelven la sonrisa, a veces hasta les cuento chistes”.
‘NO ME GUSTA CANTAR BOLUDECES’
Cuando estaba como líder de La Malatesta Ska,
el también compositor escribió algunas canciones de protesta.
“Trato de contar historias en las canciones,
por ejemplo narro una violación de una menor, la canción se llama ‘Juanita’, no
sutil, no por insultar, trato de que a la gente le llegue un poco eso, no me gusta
cantar boludeces”, aclaró.
Juan Boti aseguró que pese a trasbordar 30
camiones diarios, aproximadamente, no existe nada más solitario que cantar en
ellos.
“Un señor al que le gustó cómo cantaba el
tango me dijo que me cuidara, creo que les llama la atención que traiga
chanclas y ande como hippie”.
La jornada es por la mañana de tres a cuatro
horas y por la tarde entre dos y tres, para lograr alrededor de 200 pesos de
remuneración, todo depende del ánimo del público y de los choferes.
“A los (conductores) que me dicen que no, les
pago, prefiero darles dinero porque sé que voy a sacar más”.
El cantante, al que no le gusta salir serio en
las fotografías porque asegura que esta no es su verdadera esencia, consideró
que hizo bien al llegar a esta “relinda” ciudad con edificios coloniales.
“Vale la pena, porque no hubiera conocido en
mi vida a México, o quizá no así, la realidad; la mayoría siempre se queda por
el sur, tranquilo, no llegan a Saltillo o a Monterrey”.
Juan Boti es un argentino que gusta de México
y su cultura, tanto así que lleva el calendario azteca tatuado en una pierna.
“México no es lo que te venden en Argentina,
‘El Chavo del Ocho’, las playas de Cancún, de Acapulco. La realidad es que es
un país complicado y los mexicanos lo saben mejor que nadie.
“En Argentina también hay de todo, pero se
cubren las caras y aquí (en México) todo está más al descubierto”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario